Terminamos otra temporada de lecturas verdes haciendo un repaso de nuestras recomendaciones de los últimos…

Naturalistas en el día a día
Quizá uno de los efectos más destacados del confinamiento por la pandemia de COVID19, hace ya casi 3 años, fue cambiar la forma en que miramos la naturaleza. En particular, nos obligó a observar con más atención el entorno natural cotidiano de nuestras ciudades y hasta de nuestros hogares, que normalmente pasaba desapercibido para la mayoría. Aquellas observaciones que en mayor o menor medida todos pudimos realizar, empiezan a aparecer en distintas publicaciones que nos enseñan a apreciar esa naturaleza cercana y, aparentemente, más humilde.
Naturaleza desde el balcón
En Un naturalista confinado, Eduardo Viñuales Cobos comparte el diario natural que elaboró durante el periodo de confinamiento, unos 60 días entre los meses de marzo y mayo de 2020. Desde un edificio que se adivina ubicado en pleno casco urbano, sin acceso a grandes parques o zonas verdes, Viñuales pudo observar aves con unos prismáticos y seguir los cambios de las plantas y pequeños animales que poblaban las macetas de su balcón, formando lo que él llama su ‘ecosistema balconero’.
Teniendo en cuenta las limitaciones de las que parte, el relato de Viñuales resulta asombrosamente rico en anécdotas y observaciones, y nos muestra todo lo que está al alcance de nuestra vista y de nuestro interés naturalista sin salir de casa, solo asomándonos a la ventana o al balcón.
Desde una abeja hasta un jabalí
También tiene su origen en el confinamiento Naturalistas en zapatillas, de Jose Luis Gallego, quien explica en la Introducción que, tras aquellos meses de encierro obligado, recibió decenas de consultas sobre las especies naturales ‘domésticas’ o cercanas a los hogares.
En este libro se propone dar a conocer de forma divulgativa una serie de especies comunes en ciudades o pueblos y de las que, por tanto, los aficionados pueden disfrutar sin alejarse mucho de casa. Con breves textos llenos de humor, Gallego habla de aquellos seres vivos que nos podemos cruzar dentro de casa (pequeños insectos, aves que anidan…) o en espacios abiertos del balcón y del jardín (plantas aromáticas, abejas…), pasando por las especies que crecen o se mueven por los barrios o por zonas campestres de las afueras, algunas tan adaptadas como los árboles urbanos o las palomas y otras más problemáticas, como los jabalíes.
Conexión profunda
Sin dejar de hablar de la observación de la naturaleza en el día a día, pero en un contexto muy diferente, tenemos Diario de un joven naturalista, del activista Dara McAnulty, que en este libro nos muestra a lo largo de un año los cambios que se producen en el entorno que le rodea, en su casa de Irlanda del Norte.
McAnulty no oculta que está diagnosticado con autismo, así como las dificultades que ello le causa, si bien en su caso también le permite conectar de forma profunda con la naturaleza que tanto ama. Podemos sentir esa conexión al leer alguna de las descripciones de sus experiencias cotidianas, como cuando descubre un grupo de focas en una ladera de rocas frente al mar o cuando observa y escucha a los pájaros que viven con sus crías al fondo de su jardín.
Obras recomendadas:
- Gallego, Jose Luis. Naturalistas en zapatillas. Barcelona: Libros Cúpula, 2022. 240 p.
- McAnulty, Dara. Diario de un joven naturalista. Traducción de Inmaculada Pérez Parra. Las Rozas, Madrid: Volcano, 2020. 285 p.
- Viñuales Cobos, Eduardo. Un naturalista confinado: diario del ecosistema “balconero”. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2021. 155 p.
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