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Novedades: La cara amable de las malas hierbas
Cirujeda, Alicia… [et al.] La cara amable de las malas hierbas: usos alimentarios, medicinales y ornamentales de las plantas arvenses. Zaragoza: Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), D.L. 2010. 232 p. Sign.: 14.3 CAR
“Este trabajo pretende dar una visión diferente de las malas hierbas, también denominadas plantas arvenses, que crecen en nuestros cultivos y que, como bien indica su nombre popular, crean notables perjuicios en los mismos. Algunas de estas plantas son tan antiguas como los propios cultivos, por ejemplo, la amapola o ababol que, a pesar de los importantes daños que produce en los cultivos de cereal, es muy popular en ambientes urbanos y artísticos debido a su indiscutible valor estético. Otras son precursoras de los cultivos actuales, que fueron silvestres un día y se convirtieron en cultivos después de años de selección y mejora por parte de los agricultores primero, y luego por los técnicos y científicos. En este trabajo queremos mostrar esta segunda cara, más amable, de las mismas plantas que, para poder obtener buenos rendimientos en nuestros cultivos necesitamos mantener en densidades bajas o, a veces, incluso fuera de nuestros campos.
“Su contribución a la biodiversidad y, a veces, su aspecto estético son los valores positivos más evidentes de estas plantas pero hay muchos otros que se basan en un profundo conocimiento de las mismas. Muchas de las malas hierbas más conocidas son comestibles en estados juveniles; otras tienen propiedades medicinales o utilidades tan diversas como ahuyentar roedores o como tinte natural. La etnobotánica, fusión entre la antropología y la botánica, nos brinda numerosos ejemplos. En la agricultura de subsistencia, muchas de las especies eliminadas del cultivo eran o son aprovechadas bien por las mismas personas o bien por los animales domésticos como forraje (…) Por el contrario, cabe tener en cuenta que algunas de las plantas aquí descritas pueden ser tóxicas para el ganado y, por ello, son indeseables para el ganadero. Esa misma toxicidad, administrada de forma controlada, puede emplearse en farmacia.
“Esa doble vocación de las plantas arvenses es una característica muy particular y sugestiva. Una misma especie puede producir un grave perjuicio al hombre en un determinado lugar y ocasión, y ser, en otra situación, una planta apreciada por su belleza o valor gastronómico, es decir ser capaces de lo mejor y lo peor, lo que les asemeja, en cierta manera, a la propia condición humana.”
(Texto tomado de la Introducción del libro).
Disponible en el Centro de Documentación para su consulta y préstamo.
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