Saltear al contenido principal
Naturalistas proscritos

Novedades: Naturalistas proscritos

Cervantes Ruiz de la Torre, Emilio (coord.) Naturalistas proscritos. Salamanca: Universidad de Salamanca, 2011. 135 p. Sign.: 96 NAT

Partiendo del concepto de “proscrito” – literalmente, un desterrado, aunque, como explica Emilio Cervantes en la introducción, usado metafóricamente también se aplica a aquel que es desterrado de una estructura de poder – y aplicándolo al ámbito científico, este libro recopila breves biografías de naturalistas heterodoxos que, en su momento o incluso todavía hoy en día, sufrieron algún tipo de incomprensión, con consecuencias en ocasiones dramáticas.

Aunque este no sea el caso del naturalista aragonés Félix de Azara, en la reseña escrita sobre él por Ildefonso Bonillas se nos explica lo siguiente: “Podemos concluir preguntándonos cómo se puede considerar proscrito a un hombre tan reconocido internacionalmente y con una obra igualmente respetada allende nuestras fronteras. La respuesta está efectivamente recogida en la pregunta: fuera de su patria y fuera de su contexto institucional, sí existe ese reconocimiento, pero si preguntamos, como yo he hecho en los últimos tiempos, sobre su persona en ambientes universitarios, prácticamente nadie conoce NADA ni de él ni de su obra.”

En algunas ocasiones, el estado de proscrito puede llegar a beneficiar al afectado en el terreno científico, como sucedió con el botánico Mariano Lagasca, exiliado por motivos políticos en la primera mitad del siglo XIX. José Luis Maldonado señala que “se puede decir que a pesar del dramático trasfondo de la emigración política, los españoles desterrados en Londres desplegaron una variada gama de actividades relacionadas con la ciencia, por lo que el periodo de su exilio, desde el punto de vista científico, no solo no resultó estéril, sino que fue bastante fecundo. En general, el contacto con otros ambientes, con gentes de distinta formación y de intereses diferentes, resultaría positivo para muchos exiliados y, en el caso de Lagasca, el exilio le permitió establecer nuevas y fructíferas relaciones, estrechar lazos de colaboración y amistad con sus colegas británicos y ampliar el horizonte de sus conocimientos. Su estancia en Londres posibilitó, como hemos visto, la publicación y divulgación de algunos de sus trabajos en revistas inglesas y lograr de alguna manera un cierto reconocimiento a su actividad científico-profesional.”

Otros nombres incluidos en la obra como proscritos de alguna clase, son los de Lamarck, José Longinos Martínez Garrido, Francisco Antonio Zea, Lorenz Oken, Eduardo Carreño, Manuel González de Jonte y Emilio H. del Villar. El libro se encuentra disponible en el Centro de Documentación para su consulta y préstamo.

Esta entrada tiene 0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Volver arriba