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Biblioteca de latitudes polares

Saludamos la llegada del invierno con libros que nos trasladan a latitudes de hielo y frío. Ya sabemos que los polos son las regiones de la tierra más expuestas al cambio climático o que más se utilizan para simbolizarlo. Reservadas a exploradores, navegantes o científicos, os proponemos viajar a ellas desde la lectura.

Del recientemente desaparecido Javier Reverte traemos un libro de viajes. Su título es Confines. Navegando aguas árticas y antárticas, editado por Plaza y Janés en 2018. La primera parte, Primavera polar está ambientada en el Ártico, en el archipiélago noruego de Svalbard, donde Reverte acompañó a una expedición hispano-noruega que analizaba la contaminación del océano. Recorre enclaves mineros y bases internacionales de investigación, intercalando su bitácora con la crónica de las expediciones polares desde el siglo XVI. Nos habla de historias apasionantes de marinos y pioneros noruegos, suecos, rusos, polacos, ingleses y hasta de balleneros vascos; del exterminio de mamíferos y por supuesto del reto por alcanzar el epicentro polar y del omnipresente hielo versus muerte.

La segunda parte, Octubre en el cabo de Hornos, no nos lleva exactamente al extremo opuesto del Ártico, pero nos deja en su puerta más austral. Desde un crucero turístico Reverte recrea con maestría la historia de las expediciones desde Magallanes a Darwin, pasando por piratas ingleses, evangelizadores y el crudo final de las tribus originarias de Tierra de Fuego.

Si os habéis quedado con ganas de hincarle el diente al continente blanco, la Antártida, os recomendamos la novela Hielo negro, firmada por Juan Luis Conde y editada por Desnivel. El protagonista, un alpinista retirado, es reclutado supuestamente para un experimento científico y escalar la cumbre del séptimo continente, pero la trama esconde un misterio envuelto en la ciencia de la glaciología, un rescate clandestino con el trasfondo del Tratado Antártico y las bases científicas internacionales.

Lo que más atrae de ambos libros es sin duda el relato de la epopeya que supone descubrir y sobrevivir en condiciones extremas a la belleza desoladora de estos desiertos helados. A todo esto se suman las referencias plagadas de joyas literarias de la exploración polar  que incluye el libro de viajes y la metáfora de otra biblioteca, una biblioteca de hielo, que encontramos en la novela.

Y después de tanta testostenora polar, cerramos con dos breves recomendaciones, protagonizadas por una niña y una joven, que quedan al margen del mundo heroico de la exploración ya que son inuit – los mal llamados «esquimales» – y el Ártico es su hábitat. Un precioso libro infantil, La pequeña inuk, del sello La Fragatina con ilustraciones de Dàlia Adillon y texto de Darabuc y un clásico de la literatura de naturaleza juvenil, Julie y los lobos, de Jean Craighead George, que podéis encontrar en la editorial Santillana.

Que disfrutéis de la literatura del frío.

Obras recomendadas:

Reverte, Javier. Confines. Navegando aguas árticas y antárticas. Barcelona: Plaza y Janés, 2018. 309 p.

Conde, Juan Luis. Hielo negro. Madrid: Desnivel, 2018. 204 p.

Darabuc; Adillon, Dàlia; Bailón, Francesc. La pequeña inuk. Fraga (Huesca): La Fragatina, 2015. 33 p.

C. George, Jean. Julie y los lobos. Tres Cantos (Madrid): Loqueleo, 2017. 232 p.

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