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Ouchrif Boudouahi: “Tengo como una fuerza dentro que me lleva a las bibliotecas”

Ouchrif Boudouahi: “Tengo como una fuerza dentro que me lleva a las bibliotecas”

Ouchrif  Boudouahi lleva diez años viniendo con frecuencia a la biblioteca. Él forma parte de lo que aquí llamamos ‘los usuarios de internet’: personas que usan uno de los dieciocho ordenadores a disposición del público para navegar, para consultar, comunicarse y hacer gestiones. Un público con perfil variadísimo pero donde predomina la población emigrante de nuestro barrio, el barrio de El Gancho  de Zaragoza.

Solemos decir que aquí tenemos tres facetas: la ambiental, que supuestamente sería la nuestra en exclusiva; la cultural, la acogida de visitas al edificio histórico que es nuestra sede y ésta, la más sutil, la social, la comunitaria, que también nos ocupa y habita.

Pero oh sorpresa la realidad tiene muchos matices. Habíamos pensado en Ouchrif simplemente por su simpatía y su trato siempre afable,  para buscar un testimonio de la parte más social de las GENTES BIBLIOVERDES. Lo que muchos no sabíamos, después de una década viéndolo por aquí, es que Ouchrif estudió Geología en su Marruecos natal. Sí, Ouchrif antes de venir a España ya tenía el hábito de hacer vida en la biblioteca, concretamente en la de su Facultad en Mequinez.

Nos cuenta que también estuvo en París estudiando y que la vida lo trajo a España y ha vivido en Tarragona y Navarra antes de asentarse en Zaragoza.

Su historia es la de muchos emigrantes con formación que no encuentran ese anclaje en el país de destino por el sinuoso asunto de las homologaciones y la falta de  oportunidades. Aunque ha trabajado en agricultura o en la construcción, Ouchrif conserva el regusto por la ciencia. El problema es que su lengua de estudio es el francés y en nuestra biblioteca todo está en español o inglés, se lamenta. Le encanta el mundo de los fósiles y todo lo que tiene que ver con Paleontología, un ámbito en el que Marruecos tiene una riqueza patrimonial inmensa.

A Ouchrif le relaja venir por aquí. Aunque tiene conexión a internet desde el móvil, prefiere una pantalla grande para leer. Los teclados aquí están adaptados al árabe, pero su necesidad no es tanto escribir como navegar. Ha recibido con entusiasmo la noticia de que pronto cambiaremos los equipos. Los ordenadores ya se habían quedado obsoletos.

Toda la gente del barrio sabe que hay internet en la ‘Biblioteca del Agua’ y quien más quien menos recomienda pasar por aquí. Pero no puede compartir su gusto por la ciencia en su entorno, a nadie le interesa. Yo sí, dice, tengo como una fuerza dentro que me lleva hasta la biblioteca. Siempre digo que prefiero leer antes que comer.

Charlamos con él en las bodegas, la sala de reuniones del centro. Ouchrif no había bajado nunca hasta hoy. Datan del siglo XIII y son un ejemplo magnífico, al decir de los entendidos, del trabajo en ladrillo de los alarifes, nombre por el que se conoce a los albañiles y maestros de obra mudéjares en la Edad Media. Ya sabéis, mudéjar: musulmán que vivía en territorio cristiano.

El mismo nos explica que alarifi en árabe significa algo así como el que viene de fuera. Lo acabamos de buscar en el diccionario y no lo hemos encontrado con esta acepción. Según la RAE viene del árabe al’ arif (el experto). Ouchrif no es un nombre muy común en su país tampoco, donde hay muchísima mezclas culturales y raciales. Su significado nos dice es ‘lugar donde hay agua’.

¿No es maravilloso?

Metáfora, coincidencia… el que viene de fuera ha venido a parar a la biblioteca del agua.

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